Con la botella de agua de casa, a dos metros del compañero más cercano o con mamparas de protección. Quienes hayan estado teletrabajando en los primeros dos meses de estado de alarma y vuelvan ahora a la oficina, se encontrarán con un lugar distinto al que dejaron, si se han terminado de aplicar las medidas de seguridad para frenar los contagios por la crisis sanitaria de la Covid-19.

Controles de acceso con cámaras de temperatura, vinilos en el suelo para marcar distancias y recorridos, salas de reuniones con el aforo reducido y comedores cerrados, son algunas de las recomendaciones, aunque no hay un manual concreto. Los expertos no aconsejan los corrillos en la pausa del café ni la rotación de puestos. Los que seguirán desde marzo son los carteles para reforzar la higiene de manos.

Más metros cuadrados por empleado

La crisis sanitaria ha obligado a repensar las estrategias del diseño en el ámbito laboral. Las oficinas abiertas, los espacios de trabajo compartido o ‘coworking’ y la tendencia a concentrar más empleados en menos metros cuadrados para rentabilizar el espacio están en horas bajas en la nueva normalidad que deja la crisis sanitaria de la covid-19.

Los expertos de la consultora inmobiliaria CBRE lo han calificado de un «regreso al futuro» en la guía ‘Back2thefuture’ con consejos para los propietarios de los inmuebles, las empresas inquilinas y sus trabajadores. Incluye propuestas como la gestión escalonada de la entrada al trabajo para evitar aglomeraciones y la delimitación de recorridos de circulación con vinilado en el suelo para favorecer el flujo de tránsito.

Una nueva era que obliga a dar pasos a atrás (o hacia delante, según los gustos). Antes del coronavirus, se había declarado la guerra a los tabiques y a los despachos, con la proliferación de salas de descanso y puestos de trabajo compartidos para aumentar la flexibilidad del espacio. Ahora, se necesita más espacio por empleado para cumplir la normativa y se reduce la interacción con los compañeros.

«La oficina que dejamos no va a ser la oficina del futuro ni del corto plazo. No va a haber la misma ocupación por el teletrabajo y medidas de seguridad», asegura Miguel Ángel Gómez Rando, desde la delegación de CBRE en Zaragoza. El trabajo desde casa cree que ha llegado para quedarse.

Antes de la pandemia, la ocupación estándard era de una persona por cada 10 metros cuadrados, por lo que en una planta de 1.000 metros podían estar 100 personas, pero «estamos viendo que esto se puede reducir un 40% y que entren 40 personas para mantener la distancia de seguridad de dos metros», pone como ejemplo de las medidas de distanciamiento social. La solución puede venir por ganar espacio compensando con teletrabajo. En las actuales circunstancias se va a convertir casi en un «privilegio» seguir trabajando en la oficina, considera.

En cualquier caso, no cree que sea el final de los espacios abiertos, en los que pueden trabajar centenares de personas. «No van a volver los tabiques», afirma, y seguirá la apuesta por la oficina «flexible». Así, «las zonas en ‘pradera’ se van a seguir dando, pero con mamparas» y otras medidas de seguridad como dejar libre le puesto de al lado y el de enfrente. Lo que sí desecha es la rotación de empleados compartiendo un mismo sitio. «En la fase prevacuna siempre van a ser fijos» y después, prioriza la «trazabilidad» de la limpieza. Las botoneras de los ascensores y los pasamanos de los edificios son ahora zonas de alto riesgo.

Una de las nuevas formas estrella de trabajar antes de la pandemia, el ‘coworking’, afronta una profunda revisión. En algunos casos estas zonas comunes se están reconduciendo a nuevos espacios de oficinas.

Entre las propuestas para reforzar la seguridad figura limitar los horarios de recepción de paquetería y mensajería, el uso de ascensores y aumentar la ventilación. Las claves para la consultora son higiene, distancia social y comunicación con los usuarios.

WTCZ: Acceso sin huella dactilar y ascensores con menos plazas

El retorno a las oficinas está siendo gradual. «Estamos notando que iba a empezar esta semana alguna de las grandes empresas y lo ha retrasado. Lo están haciendo poco a poco, separando espacios«, explica Jorge Anglada, gerente del WTC Zaragoza. El edificio prepara el control de accesos y la señalética de las zonas comunes. Mientras, cada empresa inquilina implanta sus medidas dentro de las oficinas.

No existe aún una normativa específica, como en otros sectores, así que se aplican las recomendaciones generales de distanciamiento social. El gerente ha intervenido recientemente en una jornada ‘online’ sobre la situación actual del sector, dentro de los webinar de los Estudios en Mercado Inmobiliario de la Universidad de Zaragoza.

«El edificio no ha cerrado porque teníamos empresas de actividades esenciales. Calculamos que a finales de mayo vendrá más gente pero estaremos solo un 20% o 30% Mucha gente está hablando de volver en junio o después del verano». Antes de la pandemia, en el edificio situado en el barrio de Actur trabajaban unas 2.000 personas más las visitas.

Los cambios se han centrado en el control de accesos, limpieza y ventilación. En las escaleras mecánicas que llevan a la entrada del edificio se preparan indicaciones sobre la distancia de seguridad y la recomendación de no agarrarse al pasamanos. Para fichar en las ‘torres gemelas’ zaragozanas se ha eliminado el sistema de huella dactilar y se mantiene solo el de tarjeta.

Fuente: Heraldo.es